lunes, 28 de diciembre de 2009

LA HORA DE LA CRISÁLIDA

AQUÍ ABAJO

Suena como Stalingrado con sus sirenas naranjas
entre tripas de hormigón y tejados de amianto.
Aquí abajo.

(Que ya van días que no te lloro
y hoy lo he hecho dos veces
y sin relajo,
con los brazos en el vientre
y encrispando las manos
como garras para arañarme la rabia,
desgarrarme el olvido,
amenazar los abrazos.)

Las calles, aquí abajo,
entre zócalos de hormigón y cabezas de amianto,
se extienden, madre, como tu cáncer, invadiendo mi espacio,
inundando los pulmones del paisaje, como los tuyos,
de gargajos.

(Y noto latir aún en mí tu muerte
como el día que me apretabas en vida sin vida los brazos.
Aquí. Abajo.)

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