martes, 15 de marzo de 2011

VIDA

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Vida tras vida hacia no sé dónde
nos sucede entre anhelos de lo que no fuimos
y la nueva forma de lo que seremos
cuerpo de persona o ave
o sólo hoja o voz al viento
como chillido de celo
y entre pequeños desvaríos
la vida que nos es dada
para nuestro albedrío
poco a poco la desdeñamos
sin entender que cuando nos vayamos
seremos los mismos en otros
herederos de las desganas
subsanadores forzosos de nuestros daños pasados
entonces ¿es libre la vida que nos es dada?
¿es libre la vida que engendramos?
¿o sólo la sucesión de nuestro legado?
La proyección futura de nuestro pasado
fruto de encuentros y desencuentros
llamada a gritos de nuestros instintos olvidados
por las voces de lo que fuimos aun antes
de ser nosotros mismos
desde antes incluso de recibir
el don de la vida erguidos.

HACE UN SIGLO

Uffff. Hace un siglo que no escribo. Es fácil enredarse en el día a día, en los quehaceres cotidianos y el descanso y la compañía, sobre todo en estos meses de compartir embarazo, tiempo libre, ilusiones y trabajo. La barriga que crece (por poco tiempo ya), el huero, el nuevo gallinero, las pocas ganas de dejar el pueblo para nada. En fin, la rutina que absorbe. Aun así alguna letra se me ha caído y aquí la dejo por si todavía alguien se acuerda de que existe este espacio.

jueves, 2 de diciembre de 2010

HORIZONTE

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Sólo en la línea inalcanzable
que separa el mar del cielo
lo sumergido de lo inalcanzable
se encuentra ahora la frontera
entre el futuro y lo vivido
entre lo inventado y lo inimaginable
en ese punto fijo donde clavo
Ahora
todos mis sentidos
más allá de lo que seremos y de lo que fuimos.

lunes, 8 de noviembre de 2010

METRO DE MADRID

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No es cierto el cielo siempre azul de los andenes,
no es cierto el eco del vagón que hace su entrada,
que todo es un viaje a ninguna parte,
que es una parte azul, absurda, de este juego,
sólo una regla.
Oz sí existe en este agujero, pide un deseo.
El mío es un destierro que nos sacara del sueño, del subsuelo,
de las dudas, de los deudores del cielo
que se revelaría azul a los andenes
y ya no habría escaleras, ni silbidos que no son voces ni voces ni nada
y el otro lado del andén sería al fin la respuesta
que brincara entre los escombros, y dar contigo, anónimo,
y que ya no sea azul la pared al otro lado del sueño
sino la certeza de que nada es cierto,
de que en todo lo azul hay un cielo
y sólo desde lo azul de tu mirada
puedes reconocerlo.

viernes, 1 de octubre de 2010

EL TEMPLO EN LLAMAS

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Y heme aquí,
En el templo, junto al vertedero,
Bajo el muerto entre sus palos
Que en su altura se harta ya
Del fruto de su locura o quizás llora
Al latino que barre las flores de celebrar,
De aparentar la farsa de la alianza.
Esclavo en su puerta, de la fe y la usura
Y el templo en llamas,
El muerto, aún vivo, comprende al fin que arderá dentro.
Comprende y calla.

SIN TÍTULO

Le debo a la mañana el sol y al barranco el viento
Mis quehaceres a estas manos agrietadas,
Toda la rabia a mis mil tormentas
Le debo al pasado un momento
Un sinfín de cariño a los días de la infancia
Le debo a la tierra mis pies
al bosque la lumbre
Y a tu alcoba ese otro fuego
Le debo a mi pecho todo el respeto
Le debo a mi vida un sueño.

MUERTE

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Ademán de derrota
Con que bajar la última escalera
Y ese quejido que cruje
Como pisar cristal.

Piedra negra latiendo en las entrañas
Creciendo dilatada por el fuego
De tanto infierno dentro.

Quiere morir la flor
Regada por la mano de la discordia.

Al otro lado está la sombra.
Al otro lado y no hay luz suficiente
En este que haga renunciar
Al paso fúnebre de vientre hinchado
Que va directo al lado de la sombra
Pues sólo sombra es ya
Lo que le devuelve el espejo devorado.
El verano no es para escribir. Éste me ha traído muchos recuerdos y me he puesto a repasar viejos cuadernos y me he encontrado con esto.

lunes, 9 de agosto de 2010

HAY PALABRAS

“Y no me perderé
en las palabras
corrompidas por el uso”
Tahures Zurdos

Hay palabras que llenan silencios,
que no dicen nada,
que matan el tiempo,
que siguen la farsa.
Hay palabras que mueren estranguladas en la garganta
y resuenan en la cabeza los próximos mil dias.
Hay palabras que no hace falta decir si se cruzan dos miradas,
si se rozan las manos y se estremece la piel y salta el pálpito
de que es ella, de que ahora sólo es ella...
Hay palabras corrompidas por el uso
que desgastan los afectos
y hacen levantar las defensas.
Hay palabras que al solo contacto con el aire se avinagran
y los rostros de quienes las escuchan se vuelven nudos fruncidos
y ojos de resquemor.
Hay palabras nacidas para no ser dichas,
que sólo de oirlas pierden su sentido y se hacen ruido
y que sólo pueden ser oídas nítidas, plenas, desde el silencio
o que sólo aceptan ser pronuciadas junto al fuego
o a la sombra de una noguera entre susurros.
Hay palabras entrecortadas por el miedo,
gritadas por el odio,
dichas en chemecos sin mirar a los ojos,
dichas con las manos sobre los hombros,
dichas entre abrazos.
Intrascendentes, pulcras, sabias, hipócritas, dulces, serenas, hartas...
Pero las más necesarias,
las que versarían la vida como un poema,
las que te dice el silencio por dentro,
la amada con los ojos,
la lumbre cuando chasca,
el alba cuando llueve o se desgrana,
ésas que te dejaran helado o el pulso te aceleraran,
casi siempre saltan de un lado a otro de las orejas
o no salen de las bocas por vergüenza
o las callan los ruidos de los canales de ausencia
o se disipan como las tormentas
que suenan y suenan pero sin derramar lágrimas
por no permanecer callados cuando el mundo,
desde cualquier esquina,
calla o habla.

MEN TEN FE RMA

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Tiene un imán,
es recurrente,
exagera el gesto para dolerte.
Vampiriza.
Entre pasión y virtud siembra un dilema,
te enraiza en la culpa,
paraliza tus piernas,
mimetiza la enseña
y arrastra al caos.
Construye tu vida,
diluye las salidas,
te interna en ti, tu única trena,
se expande en ti como cangrena,
te obliga a cargar con sus cadenas
y te arrastra al caos.
Se corona tu rey aboliendo la ternura como ley,
y decretando la suya, la de la moneda de cambio,
y la grey del salario
sumisa acepta el tránsito,
precisa de un mandatario,
de los designios de un sátiro,
contribuye al erario que paga
la nómina del sicario que si no mata
arrastra al caos
embaucando al mundo
con el bulo de su flagrante presencia
pero su excelencia: Basta.
Su excelencia, su corbata;
su excelencia, su estola santa;
su excelencia, hágale un nudo;
su excelencia, ahora
páselo por su garganta.

sábado, 31 de julio de 2010

Parar

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Parar un instante,
sentir el calor,
sentarme, callar y ver el mundo desde el tejado
y saber.
Saber a ciencia cierta y de repente
que éste soy yo,
que éste es mi cuerpo cansado,
que éste es mi trabajo,
que así hago y deshago el nudo entre mis manos.

Parar.
Parar un instante,
escuchar al cárabo,
sentarme, callar y ver la canal desde este peldaño
y saber.
Saber a ciencia cierta y de repente
que estoy solo,
que te echo de menos,
que éstas son mis manos vacías,
que soy un extraño.

Buscar el agua.
Buscarme abajo, en el fondo de un barranco,
encontrarme aterido por el agua del deshielo,
olvidar entonces tanto rigor y sentirte a mi lado,
regalarme en tu cuerpo desnudo
y saber.
Saber a ciencia cierta y de repente
que eres tú,
que éste es mi descanso,
que éste es mi cuerpo encendido,
que así te acarician mis manos desatadas.
Parar.
Parar un instante,
mirarte de reojo,
saciarme de tu olor mientras te tengo.

Reconocerme único, sólido a pesar de tanto hueco.
Parar y buscar el valle con los ojos,
parar y buscar el agua con el sudor de mi cuerpo,
parar y buscar tu cuerpo con las yemas de mis dedos,
parar y buscar a ciegas a los que no tengo
y llorar y entender que soy.
Entender que es mi momento y exprimirlo
y exprimir tu sexo y las ausencias,
las piedras y el sol de julio en el prepirineo,
exprimir las aguas, el cierzo, lo justo del silencio,
lo frágil de mi pecho,
lo leal de este cuerpo que mueve y mueve,
sin parar de un lado a otro de mis huecos
tanta materia,
tantas ausencias,
tantas ausencias...

De "La hora de la crisálida". Sin título

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A las puertas del cementerio
hay dos pinos doblados por el cierzo
(árboles bandera creo que los llaman),
insignia de no sé qué muertes,
emblema de un mismo destino.
Los cipreses que indican el paso al cielo
cabecean como dudando del camino
o negándose a decirlo.
Adelfas podadas rasas
para no quitarle sol a los nichos,
para no privar de luz a los cristos que embellecen,
envilecen y son testigos
del mohín maqueado de los difuntos,
del polvo entre tanto muerto que no rozará siquiera
ni el cielo
ni el suelo
ni el infierno
porque polvo fuimos pero entre cuatro paredes
como si siguiéramos vivos
en polvo no nos convertiremos.

sábado, 12 de junio de 2010

LO QUE NO TE PUDE CONTAR (NO TE ENFADES MUJER...)

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Hoy he visto una luciérnaga muerta,
se me ha comido
la tormenta primero y después la niebla
he puesto piedra
he comido cerezas y bebido cerveza
he revisado dos poemas y he pensado en ti
y ahí
he perdido la cabeza.
Todo lo demás ha sido espera
de ti y de mí
del momento de rozarte entre las piernas.