miércoles, 27 de enero de 2010

Y YO DÓNDE ME ENCUENTRO. Parte I: A este lado del espejo

DE PARÓN Y CIEGO

Se acumula el polvo por los rincones de mi imaginario
y apenas si dejo que el tiempo se enrede en ellos,
viajes inventados y deseos que desoyen el momento
se enmarañan con cabellos encontrados en mi ropa,
con la tierra que me dejó el pasado,
con risas y miserias esparcidas por el suelo
que buscan la salida a la superficie del instante
aunque en los momentos de delirio por afán de calma,
de ebria evasión del miedo, ojalás o recuerdos,
sólo dan con los rincones del territorio que me sostiene.La luz tarda en llegar como una promesa cada vez que la pierdo.

Y YO DÓNDE ME ENCUENTRO. Parte I: A este lado del espejo

AL TRASTE LA DISTANCIA

Por qué tristes me preguntas, por qué
tristes montes. El abismo que nos separa,
la pobre onda que nos comunica.
Qué tienen de tristes, me interrogas.
Mi tristeza con ellos, me replicas. Cierto.
Mi tristeza…
Fue un desarraigo mi tristeza.
Expectativas, supongo.
Algún quebranto.
Dos inviernos que se pegaron a mis botas.
Seno y matriz.
Cárcel y puerta abierta.
Tristeza. Mi tristeza…
Tristes montes.

sábado, 16 de enero de 2010

Y YO DÓNDE ME ENCUENTRO. Parte I: A este lado del espejo

ENREDADO DENTRO

Cuerpo
sólo cuerpo
materia casi inerte
y sin embargo sueño
amo pienso
me retuerzo y me esfuerzo
por dar con el dilema y quizás con su respuesta
alma
entonces alma
espíritu errante que me mora dentro
recipiente pero cuerpo
pues sediento de vino y sexo
¿pero no será eso otra cosa sino alimento vano
sucedáneo incierto
para la hambruna de silencio?
o es hambruna de otro cuerpo
cuerpo...
¡alma cuerpo!
¡silencio!
¿dónde queda pues lo que soy?
¿de dónde brotan los deseos
este insomnio los anhelos?
los sueños...
¡silencio!
¡silencio! Clama el alma ¡silencio!
clama el cuerpo
¡ay pero y el seso?
ese parásito de lo que soy
ese demente que ruge como el cierzo
que arrastra esta falta de silencio
esta ausencia de tu cuerpo
esta amargura este afán
tanta verborrea tanto desconcierto
¡silencio!
alma
cuerpo
silencio... hay tanto estruendo
y sin embargo duermo
pero no en mi alma duermo
pero no en mi cuerpo
duermo y sueño que estoy vivo
y sueño y me debato con la idea
de quién soy si estoy despierto

LA HORA DE LA CRISÁLIDA

De un cuento que me contó Sara.

El jarro que gotea y riega así las flores de la vereda
el caracter inútil el trazo absurdo que rubrica la huella única de cada vida
el pedazo quebradizo que evita que se descomponga
cada unión caprichosa de materia inerte que sin embargo respira
el traste inútil que es el tesoro de cada casa llena de vida o ruina
la ceniza gris la lágrima la carcajada que nos protejen del frío y la monotonía
y que hacen posible que cada noche decline el día
y prometen que volverán al alba que todo seguirá igual
y que entonces serán distintas.