lunes, 9 de agosto de 2010

HAY PALABRAS

“Y no me perderé
en las palabras
corrompidas por el uso”
Tahures Zurdos

Hay palabras que llenan silencios,
que no dicen nada,
que matan el tiempo,
que siguen la farsa.
Hay palabras que mueren estranguladas en la garganta
y resuenan en la cabeza los próximos mil dias.
Hay palabras que no hace falta decir si se cruzan dos miradas,
si se rozan las manos y se estremece la piel y salta el pálpito
de que es ella, de que ahora sólo es ella...
Hay palabras corrompidas por el uso
que desgastan los afectos
y hacen levantar las defensas.
Hay palabras que al solo contacto con el aire se avinagran
y los rostros de quienes las escuchan se vuelven nudos fruncidos
y ojos de resquemor.
Hay palabras nacidas para no ser dichas,
que sólo de oirlas pierden su sentido y se hacen ruido
y que sólo pueden ser oídas nítidas, plenas, desde el silencio
o que sólo aceptan ser pronuciadas junto al fuego
o a la sombra de una noguera entre susurros.
Hay palabras entrecortadas por el miedo,
gritadas por el odio,
dichas en chemecos sin mirar a los ojos,
dichas con las manos sobre los hombros,
dichas entre abrazos.
Intrascendentes, pulcras, sabias, hipócritas, dulces, serenas, hartas...
Pero las más necesarias,
las que versarían la vida como un poema,
las que te dice el silencio por dentro,
la amada con los ojos,
la lumbre cuando chasca,
el alba cuando llueve o se desgrana,
ésas que te dejaran helado o el pulso te aceleraran,
casi siempre saltan de un lado a otro de las orejas
o no salen de las bocas por vergüenza
o las callan los ruidos de los canales de ausencia
o se disipan como las tormentas
que suenan y suenan pero sin derramar lágrimas
por no permanecer callados cuando el mundo,
desde cualquier esquina,
calla o habla.

MEN TEN FE RMA

.

Tiene un imán,
es recurrente,
exagera el gesto para dolerte.
Vampiriza.
Entre pasión y virtud siembra un dilema,
te enraiza en la culpa,
paraliza tus piernas,
mimetiza la enseña
y arrastra al caos.
Construye tu vida,
diluye las salidas,
te interna en ti, tu única trena,
se expande en ti como cangrena,
te obliga a cargar con sus cadenas
y te arrastra al caos.
Se corona tu rey aboliendo la ternura como ley,
y decretando la suya, la de la moneda de cambio,
y la grey del salario
sumisa acepta el tránsito,
precisa de un mandatario,
de los designios de un sátiro,
contribuye al erario que paga
la nómina del sicario que si no mata
arrastra al caos
embaucando al mundo
con el bulo de su flagrante presencia
pero su excelencia: Basta.
Su excelencia, su corbata;
su excelencia, su estola santa;
su excelencia, hágale un nudo;
su excelencia, ahora
páselo por su garganta.