.
Los hijos del hombre en su rincón
devoran la borra que sobra
y les sirven en cajones de madera
las aves carroñeras
de septentrión.
Mientras tanto un mandatario en su sillón
decide los designios de un pedazo de nación
con una foto y un botón.
En el rotativo alguien ladraba
de paz y liberación.
Despegaba a la señal otro semidios
y en su vientre de dragón
roncan mil necios, diez tanquetas y un camión.
Y la borra que sobra
y la máscara de salvación
y la conciencia tranquila
metidas en un cajón.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario