viernes, 1 de octubre de 2010

EL TEMPLO EN LLAMAS

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Y heme aquí,
En el templo, junto al vertedero,
Bajo el muerto entre sus palos
Que en su altura se harta ya
Del fruto de su locura o quizás llora
Al latino que barre las flores de celebrar,
De aparentar la farsa de la alianza.
Esclavo en su puerta, de la fe y la usura
Y el templo en llamas,
El muerto, aún vivo, comprende al fin que arderá dentro.
Comprende y calla.

SIN TÍTULO

Le debo a la mañana el sol y al barranco el viento
Mis quehaceres a estas manos agrietadas,
Toda la rabia a mis mil tormentas
Le debo al pasado un momento
Un sinfín de cariño a los días de la infancia
Le debo a la tierra mis pies
al bosque la lumbre
Y a tu alcoba ese otro fuego
Le debo a mi pecho todo el respeto
Le debo a mi vida un sueño.

MUERTE

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Ademán de derrota
Con que bajar la última escalera
Y ese quejido que cruje
Como pisar cristal.

Piedra negra latiendo en las entrañas
Creciendo dilatada por el fuego
De tanto infierno dentro.

Quiere morir la flor
Regada por la mano de la discordia.

Al otro lado está la sombra.
Al otro lado y no hay luz suficiente
En este que haga renunciar
Al paso fúnebre de vientre hinchado
Que va directo al lado de la sombra
Pues sólo sombra es ya
Lo que le devuelve el espejo devorado.
El verano no es para escribir. Éste me ha traído muchos recuerdos y me he puesto a repasar viejos cuadernos y me he encontrado con esto.